…Y sus miradas se volvieron a cruzar, sin esperarlo, un abrazo surgió entre los dos…Aquel olor! Cuantos recuerdos le traían a ella, inconfundible…sus ojos se llenaron de “gotas de agua salada”, pero se mantuvo entera y sonrió.
…Que raro se les hacía todo aquello, aquella cafetería estaba llena de gente, pero por momentos para ella era como si sólo estuviesen ellos dos, como si todos estos meses en los que habían estado sin verse no existieran, como si nada de lo malo entre los dos hubiese ocurrido…era extraño pero se sentía bien, como hacía tiempo que no se sentía.
…Poco a poco sus caras se iban acercando más y más, a ella le empezaba a salir el tic nervioso de la pierna, aquel tic que sólo le salía en dos ocasiones…y de repente, sus labios se juntaron de nuevo, un escalofrío recorrió el cuerpo de ella, era como aquel primer beso, estaba igual de nerviosa que entonces, a su corazón y a su mente vinieron todos aquellos momentos de felicidad y no fue capaz de dejar de sonreír en toda la noche, ni en todo el día siguiente, ni en el resto de la semana.
…Tenían tanto por decir, pero a ella lo único que le apetecía era estar entre sus brazos, volver a sentir aquel calor suyo, aquella protección, que tanto había extrañado y que ahora volvía a tener y con lo que se sentía tan inmensamente feliz.
…Un día ella le dijo a el que nunca había pensado que se volvieran a encontrar y mucho menos volver a estar juntos, que pensaba que sus vidas se habían separado y se habían convertido en dos caminos paralelos que nunca se volverían a unir, a lo que él contestó:
“SIEMPRE HABRÁ OBRAS EN MITAD DEL RECORRIDO PARA QUE ESOS DOS CAMINOS SE VUELVAN A UNIR”